miércoles, 12 de agosto de 2009

ALEJANDRO WAGNER MOLINA

Entrevista al Señor Alejandro Wagner Molina, Chileno, Viajante, Fotógrafo, Arquitecto, Amigo y muy buen tipo que nos cedió de su tiempo para responder algunas de las entrañables historias de un coleccionista (de los míos) de varios rincones del mundo y como es su relación con la fotografía.

por Ezequiel Mazariegos.
¿Como empieza tu contacto con la fotografía?

Mi padre tomaba diapositivas cuando éramos niños y teníamos sesiones de vez en cuando. Pero el interés comienza con una vieja Leica de mi abuelo que teníamos en casa, manipulando sin ninguna información la manilla de velocidades y diafragma algunas veces obtenía buenas tomas, pero definitivamente me conquistó cuando viaje el año 1985, primer año de universidad, a Bolivia y tomé un rollo en Tiawanaco, creo que fue un resultado buenísimo y los colores me sorprendieron. Le mostré las fotos a un amigo de colegio, y temiendo que lo aburriera con las fotos las evitó, pero cuando las miró dijo: “ es como la Canción de la Tierra de Malher” de ahí en adelante supe que era lo mío. Después viajé a Europa, mi padre me regaló una Kodak pocket de 35 y por error compró rollos blanco negro, al volver y copiar en papel me entregaron unas imágenes en Sepia bellísimas las que posteriormente copié en papel blanco negro y aerografié incorporándolas a mis tareas de taller de arquitectura.

¿Pero estudiaste? ¿Donde? ¿Quien fue tu maestro?

Al ingresar a la carrera de arquitectura los profesores fueron enfáticos en que sólo comunicaríamos nuestras ideas con dibujos, nada de fotografía, por eso durante los primeros años mantuve un poco frustrada mi vocación fotográfica, pero un día los estudiantes de diseño gráfico mostraron una exposición fotográfica en blanco negro sobre ascensores de Valparaíso, con formatos innovadores y contrastes deliciosos, captando el espacio y la luz de un modo que ningún croquis podía mostrar, me acerqué a algunos amigos de diseño para que me enseñaran a copiar en papel, ese día empecé y no paré más. Luego ingresé como oyente a una cátedra en una universidad vecina y aprendí lo esencial, desarrollando algunos ejercicios, fue una buena experiencia, en general todo fue bastante autodidacta, revisando libros, observando trabajos de autor.

¿Cual fue la primera cámara que usaste?

Antes de la Leica mi hermana tenía una Kodak pocket de 110 era muy terrible cuando ampliaba las fotos aparecía un grano indefinido y el color era grisáceo, realmente desmotivador. Pero sirvió como reforzamiento en la constancia del ejercicio fotográfico.

¿Que usas como soporte para tus obras Analógico o Digital?

Me gusta experimentar con los formatos y los materiales. Cuando teníamos abundancia de papel fotográfico prefería el Ilford speed, que es opaco y permite pintar sobre él, hice unos ejercicios, achurando con grafito las zonas negras y quedaron realmente buenos, unas fotos fueron publicadas en una revista sabatina a nivel nacional. Ahora con el advenimiento digital estoy trabajando con una impresora tradicional selecciono algunas imágenes que pueden ser impresas en formatos alargados (ancho carta y largo; lo que de el pliego) y en diferentes tipos de papel, hilados, acuarela, kraft (de envolver), y luego aplico aguadas para “ablandar” visualmente algunas zonas, o con acrílico, para destacar otras. Desde entonces procuro que las tomas rescaten esas figuras alargadas para que las impresiones queden bien compuestas.
Hace unos meses trabajé 12 láminas de formatos de 3 metros por 1 sobre poliéster y barniz, las imágenes quedaron con buenos colores y brillantes, esto ha permitido itinerancia a nivel nacional, son fáciles de trasportar porque se enrollan y cubren gran superficie de exposición. Ahora estoy imprimiendo sobre tela tensada en bastidor e impresa con Gesso acrílico blanco.

¿Como es esta técnica?

A partir de un archivo digital envías a imprimir en diferentes soportes, puede ser madera, papel, tela, lo que quieras, sólo que cada uno absorberá tinta de diferentes formas, los que yo envié debieron ser pasados 3 veces por el plotter, quedó como una costra, una perfecta simbiosis entre pintura y fotografía. El resultado es impactante, permite comunicar al observador no sólo la imagen fotografiada, también comunicar con la materialidad del soporte. Es un sistema nuevo que funciona como una cama que succiona la superficie a imprimir, sólo hay una en Chile y vale la pena conocerla.
En un viaje traje mucho papel fotográfico, pero no he trabajado laboratorio desde hace tiempo, requiere un tiempo especial que debo recuperar, la ampliadora me mira desde un rincón de la habitación y sé que debo resucitar miles de negativos que tengo guardados.

¿Con que autor (fotógrafo) sentís similitudes en tus obras? ¿Porque?

El año 1999 viajé a España y en el museo Reina Sofía había una exposición de Manray quedé extasiado con las imágenes que ya conocía, pero enfrentarse a las placas de vidrio y los papeles fotográficos densos con sus ejercicios matemáticos y fotografía abstracta espacial de esculturas fue un shock y creo que es el maestro, también compro fotos antiguas y he encontrado maestros anónimos. En general a partir de Manray desarrollé un trabajo que expondré después de 9 años de su realización sobre insectos y vegetales.

¿Te referís a fotogramas?...contanos mejor como son los tuyos y si se puede, ¿como los realizaste?

Los insectos que vienen a morir a mi departamento, insisten en tener en esta, su última morada. Los cadáveres casi imperceptibles por su tamaño son barridos o aspirados, limpiados, sin una ceremonia que les garantice alojamiento en algún paraíso teológico, simplemente no están considerados. Mi propia muerte se cruza con la de ellos y en ese estado especial trato de cambiarles la escala, de exacerbar los tamaños para entender su presencia, para compartir el espacio, dejando en claro que ellos poseen cuerpo, estructura, y que su corporeidad translúcida es para mi de alguna forma una resurrección mediante la luz, y la fotografía garantiza, al menos en mi memoria, una pequeña eternidad.
Desde el punto de vista fotográfico el cruce entre insectos y vegetales tiene su principal vínculo en el vuelo, se vuela para caer, incrustando en la tierra la semilla que debe germinar, se vuela para recolectar los alimentos, succionar, libar, procrear, la hoja cae y pierde su carne verde, queda la osamenta dendrítica como un plano de alguna ciudad árabe. Es la condición translúcida del ala y la hoja la que permite copiar en papel la intimidad casi radiográfica de la naturaleza viva, investigar, comparar, sacar las fobias descarnadamente y recordar que somos átomos en medio de la complejidad de la creación. Extirpar el color es presentar la realidad cruda y objetiva, como naturalistas contemporáneos que anotan en su bitácora los periplos por el propio jardín.

Contanos sobre tu colección de fotografías antiguas compradas en ferias. ¿Que es lo que te impresiona para adquirir una imagen sobre otra?

Valparaíso y Santiago son ciudades antiguas pero con ansias de ser nuevas, de borrar o anular su pasado, tenemos terremotos que cada cierto tiempo destruyen las construcciones patrimoniales, de esa forma pasa también con las fotos, la gente a veces las quema o destruye porque las consideran documentos obsoletos. A mi me parece fascinante poseer fotos antiguas, verlas, guardarlas, reencontrarlas, observar los tipos de papel, las firmas de las casas fotográficas, los efectos de iluminación, las postales y aquella concepción de turismo que comienza en el siglo XIX y luego el XX masifica, creando en la memoria colectiva un deseo por conocer el exotismo del mundo.
Conozco algunas ferias muy baratas donde encuentro de vez en cuando a bajo precio algunas fotos antiguas bastante valiosas, como por ejemplo algunos originales de Martín Chambi fotógrafo de Cuzco, placas de vidrio de un sacerdote alemán de principios de siglo XX en el sur de Chile sobre colonos alemanes, unas fotos del siglo XIX de Atenas, cuando los frisos de Partenón aún no eran hurtados por el museo británico.
Cuando viajé a Baires compré una colección de placas de una familia completa, creo que investigando siempre se encuentra buen material.
¿Buscas algo en particular?
Definitivamente las placas de vidrio son mis preferidas, la luz queda atrapada en la emulsión densa, por lo tanto puedes copiar en papel diferentes realidades de un mismo negativo, además tiene que ver con la fragilidad de la memoria y del tiempo, con lo irreversible de la muerte, cuando se quiebran no hay marcha atrás, por eso creo que es lo más cercano a resucitar y está directamente relacionado con la taumaturgia, con artes que van más allá de lo meramente fotográfico.

¿Que haces con lo comprado?

Después de adquirir una buena colección la limpio, clasifico, protejo, muchas veces la dejo guardada por años, sin revisarla nunca más, pero sé que está ahí a buen resguardo. Otras veces digitalizo algunas piezas para compartir, mostrar a los demás o copio en papel fotográfico para poder revisar el estado de los negativos. Tengo pensado un proyecto a futuro, un libro sobre este material encontrado, por el momento ha servido para reportajes e incluso inspiró una película documental * a partir de una maleta encontrada que contenía cartas y fotos.
* Se refiere al documental “Señorita Gladys Peake” realizado por Gabriel Gallardo.

¿En cual de tus viajes tomaste mas fotografías? ¿Porque?

Cada vez tomo más y más, según lo permita la tecnología, viajo con computador y trabajo las imágenes durante el viaje. Creo que la explosión fue en un viaje a India, en que estaba permanentemente disparando, casi inconciente, tomaba tres o cuatro imágenes de un mismo motivo, y luego seleccionaba la mejor, a veces te mueves un metro o cambias el ángulo y algo aparece que optimiza todo.
En ese viaje tomé más de 10.000 fotos, bastante si consideramos que fue en 3 semanas.
Lo importante es siempre tomarlas todas a la mayor resolución posible.

Que recomendaciones nos podrías dar para ser fotógrafo de viajes. (Sobre tu experiencia).

Creo que lo más importante es perder el temor a que nos van a robar la cámara, sólo hay que sacarla y disparar, que desaparezcan los temores. En algunos lugares me instalo a fotografiar a la gente mientras pasan frente mío, o me siento tranquilamente a dejar pasar unos minutos hasta que aparezca una escena interesante. También trabajo tipologías, por ejemplo si encuentro botes de colores le tomo una foto a cada uno, no importa que sean 50, total lo único que me condiciona es mi propia voluntad. Si entro a un museo y puedo tomar fotos le tomo una imagen a cada obra, es como hacer levantamientos o acercarse y hacer macros a detalles y de alguna forma se profesionaliza el auto-encargo.
Si encuentro una buena escena tomo fotos en color, blanco negro, sepia, al menos hago 10 fotos de la misma escena y si son acciones en movimiento, como gaviotas disparo muchas fotos y luego selecciono la mejor, de ahí han surgido temas como esculturas en Roma y palomas o gaviotas en Estambul.
También recomiendo andar liviano e invisible sin grandes aparatos o lentes intimidadores, tengo una Canon pocket de 12 megapíxeles con pantalla movible, que es más cómoda de manipular.
También es recomendable llevar dos cámaras una réflex blanco negro y la otra digital, la análoga puede ser para lugares especiales, por ejemplo visité algunas pirámides en Egipto y las análogas son increíbles comparadas con las digitales, en un templo por error abría la cámara y se velaron zonas de negativo y creo que esas son las mejores, a veces los “errores” son los mejores aciertos.

Todas las fotografías que ilustran este reportaje son autoría de Alejandro Wagner Molina.
Gracias Alejandro por brindarnos tu tiempo.
Enfo.

martes, 7 de julio de 2009

ALEXIS DÍAZ BELMAR

Alexis Díaz Belmar, Fotógrafo Chileno, ganador del premio Fondart 2008 que le dio la posibilidad de realizar un libro con fotografías sobre las vendimias en el Valle de Colchagua en esta entrevista nos cuenta como fue la historia.

por Ezequiel Mazariegos


¿Cómo empezó el trabajo sobre Colchagua?
Colchagua es una provincia que queda al sur de Santiago. El valle de Colchagua es reconocido por sus vinos. Los viajes hacia allá comenzaron porque trabajaba en una agencia de comunicaciones para el vino. Hacíamos notas sobre el valle, lugares de interés y viñas. Trabajé ahí durante unos dos años. No era un trabajo personal, fotográficamente hablando, pero al ir conociendo el valle, me dieron muchas ganas de profundizar y me quedé una temporada de vendimia para registrar ese momento pic en la producción del vino. Ese fue el inicio.


¿Cuánto tiempo te llevo la recopilación de las imágenes para este trabajo?
Con el material recopilado en la vendimia, sentí que había un potencial cuerpo de trabajo. Así que decidí presentarlo como proyecto al gobierno, para poder realizar un registro más extendido e interiorizado sobre la zona de Colchagua, acompañado de una investigación histórica. El plazo para realizarlo era de un año. Afortunadamente yo ya contaba con al menos un tercio del registro, realizado en años posteriores. El primer y segundo capítulo del libro, se registró casi en su totalidad en menos de 6 meses.


¿Qué fue lo que sentiste al ser ganador del Fondart 2008?
Alegría. Fui a comprar pan una mañana de domingo con mi hijo, compré el diario, abrí la página de resultados e inmediatamente vi el nombre del proyecto favorecido. Ja! Sorpresa!


Contame sobre la realización del libro (alguna anécdota interesante)
El trabajo se hizo con mucho recorrido, mucha caminata. A veces, recorría varios kilómetros en un día. En una de esos recorridos, iba con Gabriela, nuestra ayudante de investigación, y Marta, una chica de Rinconada de Navarro, un pueblo de Colchagua. Vimos un aviso de Santa Marta, una bodega antigua en el costado del camino. Paramos a ver y hacer algunas consultas, vendían chicha y vino. Entramos y conversamos con el cuidador de la bodega, Cachorrito. El lugar era increíble, una bodega absolutamente colonial. Pequeña, muy antigua, con las barricas enormes de madera. Cachorrito decía que esta bodega era la más antigua de Colchagua, y que incluso Manuel Rodríguez, uno de los héroes de la independencia de Chile, pasaba por ahí a tomarse una chicha para seguir con sus fines guerrilleros. Las fotos que abren y cierran el libro son de ese lugar.



Cómo fue su edición, su fabricación?
Hacía el registro “oficial” en 35 mm, blanco y negro. También llevaba color digital. Así que siempre cuando llegaba a casa podía tener rápidamente alguna visualización de lo ocurrido. Luego enviaba los rollos a Marcos Sánchez, un gran laboratorista chileno, para hacer contactos. Como debía hacer reportes de estados de avance, me obligaba a ir editando cada cierto tiempo con copias de prueba, lo que facilitó la edición final.

¿Cómo ves la fotografía Sudamericana?
En lo que he visto, hay mucha diversidad. Y aunque veo difícil hacerse una panorámica de la escena actual, debido principalmente a la escasez de publicaciones especializadas, o al desconocimiento de autores que pueden estar haciendo algo interesante, siempre uno puede encontrar grandes maestros, que destacan en cualquier lugar del mundo, como Lourdes Grobet en México o Luís González Palma, en Guatemala y Argentina.


¿Cuál fue la última muestra de fotografía que visitaste y con que sensación te fuiste?
Hace unos meses viajé a Nueva York y fui al centro internacional de fotografía, increíble. Una pequeña galería a la entrada, dedicada a su fundador Cornell Capa, con una muestra de sus trabajos documentales sociales, y abajo un amplio lugar para la muestra principal, que era de Susan Míeselas, gran documentalista norteamericana y que fue muy importante para la fotografía chilena en tiempos de dictadura. Ella editó el libro Chile From Within, trabajado con fotógrafos chilenos de los ochenta, donde se mostraba el ambiente y abusos en dictadura.
La muestra era una retrospectiva de su trabajo. Mostraba su trabajo con los kurdos, en Nicaragua, con las chicas de las Vegas…todo. Y se podía tener acceso a revisar tranquilamente todas las publicaciones. Increíble, me fui muy feliz y motivado con lo que se puede expresar con la fotografía.
http://www.alexisdiaz.cl/

Las fotografías blanco y negro que ilustran la nota son de Alexis Díaz Belmar y las fotografías en color corresponden a su muestra sobre las vendimias en el Valle de Colchagua.

Gracias Alexis por darnos la posibilidad de realizar esta nota!!!

jueves, 2 de julio de 2009

ARTE FOTOGRAFICO

Entrevista al fotógrafo Jorge Mónaco.

foto: Jorge Mónaco (de la serie: Mennonitas)

“No me preocupa el hecho de ser artista ni de hacer arte. Pienso en hacer lo que a mi me gusta, si es arte o no, no me interesa.”



Por Victoria Brandan.

Una obra de arte es, por encima de todo, un hecho plástico. Al mismo tiempo, repercute inevitablemente en lo social, y sobre todo, en lo económico.
Indefectiblemente, la obra de arte plantea en quien la crea, vende, contempla o adquiere, una necesidad de valoración y comprensión, de interpretación y significado. Incluso más allá de las razones – a veces inexistentes – que puedan o no habitar en la intención del propio artista.
La fotografía ha necesitado mucho tiempo para convertirse en arte. Sin embargo, hoy ocupa un lugar de privilegio en museos, galerías y ferias de arte junto a la pintura, la escultura y otras formas de expresión contemporáneas. Es objeto de comentarios y críticas en la prensa especializada. Preguntas como: qué es el arte; qué es un artista; cuál es el valor de la obra de arte son llevadas también a la fotografía.
Jorge Mónaco es reconocido especialista en técnicas de laboratorio. Obras suyas se encuentran en colecciones oficiales y privadas. Ha realizado numerosas muestras colectivas e individuales. En esta entrevista nos cuenta su visión del arte fotográfico basada en un profundo profesionalismo y en la seguridad que le otorgan sus largos años de experiencia.

foto: Jorge Mónaco (fotografía estenopeica)
¿Cómo fue tu primer acercamiento con la fotografía?
Sería el año 80, 81. Estudiaba veterinaria. En ese entonces en mi carrera no había mucha investigación. Me interesaba hacer un documentalismo relacionado a los animales en su hábitat. Eso marcó el inicio de mi relación con la fotografía. Y empecé a estudiar sistemáticamente a los 19 años. Un cobrador del Banco Provincia, donde yo trabajaba, me vio con una revista de fotografía y me recomendó asistir a unas clases en Morón.

¿Cómo se vivía la fotografía en Argentina en ese momento?
Estábamos aislados del mundo. No entraban tendencias fotográficas del exterior, no se tenía acceso a libros, no se podía confrontar autores, estilos ni ver qué se hacía en otros países. El acceso a la fotografía estaba muy limitado para ciertas personas con mayores posibilidades económicas. La fotografía tenía una tendencia fuertemente artística pero no había conceptos ni narrativa como lo hay ahora. La obra era individual, muy ecléctica, diversa y dispersa. Había estilos reconocibles pero no un ensayo fotográfico como ahora. Mi único referente era el Foto Club. Hasta que hice un viaje por los viejos países de la Unión Soviética. El alejarme me ayudó a replantearme otro tipo de fotografía.

En la década del ´80 estuviste primero en el ranking de la Federación Argentina de Fotografía y también entre los primeros a nivel mundial. ¿Cómo viviste ese momento?
Si, el ascenso fue muy vertiginoso, muy rápido. Yo creía que se llegaba con más esfuerzo y como resultado de un trabajo mucho más profundo. A los dos, tres años de empezar ya estaba entre los primeros del país y del mundo. ¿Primero en qué? me preguntaba. Me presentaba a concursos y hacia exposiciones individuales porque era lo único que conocía pero nunca aspiré a esos seudo títulos porque no iba con mi filosofía. Consideraba que no podía ser artista sólo porque sumaba puntos al ganar concursos. Y esto me llevó a dejar de concursar.

foto: Jorge Mónaco (de la serie: Mennonitas)
Luego de esa etapa es cuando decidís dedicarte a la docencia…
Si, amo la enseñanza. Me gusta tanto producir mi obra como “producir alumnos” (risas). Disfruto de enseñar los pocos conocimientos que tengo, contagiar de entusiasmo y enseñarles a valorar lo que hacen, sin que se crean que son seres especiales. Hay gente que hace cosas increíbles pero nadie es especial.
Además de volcar conocimientos técnicos y conceptuales, no sé si corresponde o no, lo que hago es contener al alumno y trato que entienda los procesos sicológicos que va viviendo en el día a día. Los jóvenes, a veces, sobrevaloran lo que hacen y se proclaman “artistas”.Es una actitud cargada de mucha soberbia.

¿Considerás a la fotografía como arte?
Lo que hago es cuestionar todos los días a la fotografía como arte. Me parece interesante sacudir a la gente al poner en duda lo que hago. Como no se definir qué es arte… ¡Y más en una época en donde cualquier cosa que hagas es obra artística! Hasta me parece obsceno el valor que se le da al arte. Vender una fotografía en dos, tres millones de dólares cuando hay gente en el mundo que no tiene para comer.
Por eso creo que están sobrevaluados los términos “artista” y “arte”. Están muy vapuleadas y a veces son mal utilizados. No me preocupa el hecho de ser artista ni de hacer arte. Pienso en hacer lo que a mi me gusta, si es arte o no, no me interesa. Lo importante es disfrutar.

Pero es este momento la fotografía es considerada como un arte más...
En este momento la fotografía es la niña mimada de las galerías. Ha entrado hasta en el Museo de Bellas Artes. Antes era un lugar impenetrable para la fotografía. Tiene una importancia muy grande. Se le esta dando un lugar increíble. Hasta siento que los mismos pintores están un poquitos celosos… Igual, el público en general y los coleccionistas en particular todavía no invierten en fotografía, por lo menos no en Argentina. Sí en Estados Unidos, pero tienen otro mercado. Es un arte o una forma de expresión muy joven todavía.

¿Y cómo se expresa hoy la fotografía?
Como en todo, en arte también hay modas. Hay una tendencia a los formatos grandes, a lo monumental aunque sea feo o malo. Está todo muy maquillado. Por otra parte, es muy interesante porque hoy se puede hacer de todo y todo vale. Se trabaja con diferentes formatos y soportes, en digital, analógico, en blanco y negro, en color. Hay trabajos conceptuales y también meramente estéticos. Se está fusionando mucho con el video. Hoy en día conviven muchos estilos. Está tomando una diversificación muy grande que es muy interesante.

Y por último, para los jóvenes que se están iniciando en la fotografía, ¿Qué consejo les podes dar?
Siempre hay y habrá gente que te critique. Lo importante es saber de donde viene la crítica y estar preparado, no para el fracaso, sino para no ser bien recibido de entrada. Porque es este punto, veo que los jóvenes generalmente caen o dejan de hacer fotografía. No logran mantener la fuerza para insistir en hacer lo que les gusta. Y no hay que preocuparse por si es o no es arte. Eso lo decide el tiempo ●

*Jorge Mónaco nació en Buenos Aires, en octubre de 1957.
*En 1983 comenzó a participar en exposiciones. En ésta misma década ganó más de 100 premios al participar en concursos en todo el mundo.
*Desde 1995 se ha desempeñado como director de la Escuela Nacional de Fotografía (E.N.FO) en Buenos Aires.
*En 2002 obtuvo la Beca del Fondo Nacional de las Artes a la Investigación por su ensayo “Los Mennonitas”
*Sus obras se expusieron en más de 30 países.
*Su trabajo se pueden ver actualmente en la Galería
Pabellón IV.







miércoles, 20 de mayo de 2009

REPORTAJE A IÑIGO BUJEDO AGUIRRE.

Gracias Iñigo por contestar algunas de nuestras preguntas y de esta forma conocer mejor tu obra y a ti.

Biblioteca de la Universidad de Deusto en Bilbao por Rafael Moeno - University of Deusto new Library in Bilbao by Rafael Moneoigo.


¿Cómo y Cuándo te iniciaste en la fotografía?

Hago fotografías desde una muy temprana edad. A modo de anécdota decir que con 8 años tuve mi primera cámara. Una Werlisa que me regalaron por la primera comunión. Nunca llegué a utilizarla o a hacer foto alguna con ella porque me empeñé en llevarla al cine y se me olvidó al salir. Cuando regresé a buscarla ya no estaba.

Creo que ya con 15 o 16 años hacía fotos y sin un sentido claro del porqué. Recuerdo que mi madre a veces me prestaba (yo solía tomarla sin permiso) una Yashica Electro 35 con telémetro. Una joya que debía de costar una fortuna y le trajeron no se qué amigos de Arabia Saudí, pero que ella rara vez usaba. Fotografiaba a mis amigos, a mis perros y a mi novia. Todo muy espontáneo y sin reflexionar mucho sobre lo que hacía pero era algo que hacia siempre. Pasaba por entonces y ya desde muy pequeño, largo tiempo mirando las fotografías en blanco y negro de los álbumes familiares. Me encantaba mirar cómo estaban hechas, las gamas de los grises, los tonos y las texturas de los diferentes papeles. Algunas con ribetes muy horteras y clásicas de fotógrafo de pueblo.
Hoy me doy cuenta que muchos de mis recuerdos son producto de lo que yo veía en aquellas fotos pero que no viví personalmente. Muchos de mis recuerdos son mezclas de imágenes que encontraba en esos álbumes Mucha de mi experiencia de vida es imaginada y la mayor parte de ella vivida a través de las fotografías que hago y de lo que recuerdo cuando miro esas imágenes.

Sobre los 19 años yo le daba vueltas a que hacer con mi vida y un día visité una exposición de fotografía en la sala de exposiciones del Aula de Cultura de Getxo.
En aquel momento tuve claro que era lo que quería hacer. Hablé con el señor que allí sentado cuidaba la exposición. Se llamaba Antonio Herranz y era el director de una escuela local llamada El Taller de Imagen. Me explicó que la muestra era el trabajo de los alumnos de la escuela y que si quería o estaba interesado en Septiembre empezaba el nuevo curso. Por entonces yo estudiaba primer curso de Periodismo en la UPV
(Universidad del País Vasco).
Llegó Septiembre y empecé a estudiar fotografía.
Sería 1986 así que tendría unos 19 o 20 años.

¿Qué placer encuentra en la fotografía?

Cuando haces una buena fotografía, y yo más aún que sigo trabajando mayoritariamente en película, es algo que aunque aún no hayas visto sientes muy dentro. En el estómago.
Tienes casi la certeza de tener una buena imagen y en mi caso eso me produce una enorme emoción y sensación de haber logrado algo importante. No se explica, se siente.
Es una imagen latente que aún no ha sido revelada pero ya, ese negativo expuesto es un tesoro intangible que deseas procesar para ver el resultado. Además hay elementos que siempre son sorpresas aleatorias producto de la casualidad y del capricho de la cámara. Cosas que van a estar ahí que no habías visto cuando realizaste la toma y eso es también muy emocionante.

Para mí la fotografía es en gran medida lo que da sentido a mi vida profesional y personal, lo que hago. Un universo al que recurrir, que siempre está ahí cuando todo no va tan bien o simplemente, cuando las cosas van muy mal.
Por otro lado además de arquitectura yo hago fotografía documental y muchos retratos de gente anónima detrás de los cuales hay muchas historias y anécdotas que recuerdo en detalle y me gusta contar cuando enseño mis fotos. Estoy considerando la idea de un blog que se hable de esto y de todo lo que me pase por la cabeza o e interesa y que se llamará “Anecdotario”

Es la historia de mi vida contada a través de las historias de vida de los demás.
Hace un par de años celebré una fiesta de 40 cumpleaños y reuní en Barcelona a amigos, gentes que he ido conociendo y fotografiando durante los últimos 25 años. Pensé en hacerles un tributo y contarles que mis cuarenta años era una estupenda ocasión para enseñarles como han dio cambiando y cómo eran. La idea de que yo me hacía mayor siendo el testigo, el que documentaba como ellos también envejecían. Fue emocionante ver sus caras antes fotos de sí mismos que no habían visto nuca.

Yo me siento afortunado porque hago lo que me gusta y trabajo muchas horas en un tema que me apasiona. Para mí ir al trabajo ir a hacer fotografías no es una tortura sino un placer (es obvio que no siempre es así).
Me interesa contar historias y la fotografía es una manera de ir narrando mi experiencia de vida. Es mi visión del mundo y de las cosas y gentes que me rodean. Trato de no hacer una distinción meridiana entre lo profesional y lo personal. Me parece algo baladí. Aunque a veces sea inevitable y detesto cuando se habla de fotografía artística y la que no lo es. Hay muchos trabajos que yo los llamó alimenticios y que son los que te proporcionan los ingresos para seguir adelante. Cada vez son más ya que escasean los proyectos verdaderamente interesantes. Además como en cualquier otro trabajo creativo uno pasa por periodos más o menos apáticos en los que nada parece suceder y no hay inspiración. Generalmente es el periodo en el que maduro una nueva idea y generalmente llego a ella haciendo fotos para mí cuando hago un encargo o proyecto. De repente me doy cuenta de que eso sobre lo que llevaba 3 años meditando por fin se aparece con asombrosa claridad.


Cíteme alguno de los trabajos con los que más haya disfrutado.

El proyecto más difícil y que peor me quedó creo que fue cuando en tres días tuve que ir a Hong Kong desde Londres y por encargo del The Obeserver, para fotografiar el nuevo aeropuerto Chep Lak Kok de Norman Foster. Una pesadilla trabajar jet lag entre más de 50.000 personas haciendo turismo por la terminal. Nunca se llegó a publicar por decisión editorial pero me volvieron a llamar para otro encargo
Disfrute mucho en un trabajo que hice para una empresa mallorquina. Se trataba de hacer un libro documentando instalaciones industriales de reciclaje de residuos en una superficie extendida de 40.000 metros cuadrados. Me gustó la idea de plantear fotografiar estas naves con la misma ritualidad que si estuviera frente a una obra maestra del racionalismo.
Me encantaría fotografiar Oscar Nyemayer y seguro que iré a Avilés cuando su nuevo proyecto esté terminado.
Ahora estoy trabajando en la Ciudad Judicial de David Chippefield y creo que es mucho más interesante de lo que parece desde la carretera.





















Foto: Iñigo Bujedo Aguirre.
Colección Fortabat en Buenos Aires por Rafael Viñoly Architects - Coleccion Fortabat in Buenos Aires by Rafael Viñoly Architects

¿Tiene algún maestro? ¿Cuáles son los fotógrafos contemporáneos de arquitectura que considera dignos de referencia?

Juan de la Cruz Megías fue el primero que me enseño una cámara de gran formato y fue también con él con quien hice mi primer trabajo. Pero aprendí solo en Goldsmiths cuando estudié un master de fotografía. Allí se planteó la posibilidad de investigar otros formatos y explorar un lenguaje propio Y fue donde comencé a trabajar con la cámara de gran formato, haciendo retratos en estudio y en las calles de Londres.
Yo vengo de la tradición del fotoperiodismo y del documentalismo más social. Mi primer empleo fue como fotógrafo de un periódico en Murcia y soy licenciado en Periodismo.
Pero fue la experiencia en Goldsmiths como estudiante y después como profesor, la que me llevó a decidir que me interesaba la arquitectura como sujeto visual de estudio y por tanto centré mis esfuerzos en trabajar el tema de una manera profesional.

En España hay muchos y buenos fotógrafos de arquitectura aunque he de admitir que no siento especial interés por lo que hace ninguno de ellos.
Creo que aquí por las características del mercado editorial las posibilidades creativas son mucho más reducidas y se experimenta mucho menos con los diferentes estilos. Creo que hay mucho y buen fotógrafo pero que todos trabajan sobre la misma idea de hacer fotos perfectas de edificios idealizados.
Quizás Duccio Malagamba y Jordi Bernadó son los que en Barcelona más me interesan por diferentes razones. Creo que ambos tienen formación de arquitectos y sus trabajos son buenos, muy bien ejecutados e interesantes. Duccio trabaja estrictamente la fotografía concebida para la revista de arquitectura y Bernadó es mucho más audaz a la hora de proponer discursos y visiones nuevas. También está Roland Halbe que es ahora mismo quizás el más reconocido y de mayor éxito.
Pero a mí me encanta Julius Shulman, Ezra Stoller, como referentes clásicos de la fotografía. Pero también Horacio Coppola con sus imágenes en Blanco y Negro de Buenos Aires, o desde luego Francesc Catalá-Roca.
En el plano más contemporáneo me gustan bastante Andrés Gursky , Thomas Ruff, Sthephen Shore, Richard Burtinsky o Xabier Ribas. Que no son fotógrafos estrictamente de arquitectura pero que sí tratan la ciudad y el espacio urbano como temáticas recurrentes en sus trabajos.
También mencionar a dos fotógrafos de arquitectura que creo que son muy distintos pero igualmente interesantes. Roland Halbe con su " fabrica" de fotos es muy técnico y además creo que siempre propone una mirada interesante.
Pero él es el Barcelona actual del género y yo tan solo soy el Athletic de Bilbao.

Y sobre todo admiro a Dennis Gilbert cofundador de la agencia View Pictures con la que yo colaboro, creo que dentro de él hay un gran esteta y un muy buen fotógrafo.
Ambos sentimos admiración por el trabajo de David Goldblatt.

¿Qué criterio sigue para aceptar un trabajo? ¿Suele elegir los arquitectos a los que fotografiar? ¿Ha lidiado con mala arquitectura?

Este es un tema mucho más sencillo de lo que parece. Si alguien te pide un trabajo generalmente haces un presupuesto según lo que te piden y espera a que se apruebe para hacer el trabajo. Las cuestiones que se negocian son el presupuesto disponible, que se quiere, los usos de las imágenes y demás. Es algo muy complejo y cansado ya que la gente bastante por hecho que al encargar un reportaje se hace con los derechos ilimitados de explotación de las mismas y no es así.
Suelo elegir a los arquitectos a los que fotografío. Sí y no. Depende del proyecto que hayan hecho. Generalmente valoro cuestiones como la viabilidad comercial del mismo y si tiene sentido que me meta en documentar una obra de alguien que no me lo ha pedido. Aún hoy viajo y sigo produciendo mis propios reportajes pero con la idea de venderlos muy a largo plazo y recuperar lo invertido en royalties.
Mala arquitectura hay mucha y muy variada. Ocurre que como he dicho más adelante hay una voluntad de ser portada de revista y a menudo uno se encuentra con un edificio malo revestido de una cubierta espectacular o al menos muy fotogénica.

¿Le debe algo el mundo de la arquitectura a la fotografía?

Este es un debate intelectual y académico muy actual y pertinente. Hace unos años, una estudiante de arquitectura como tú, de la Universidad de Bedford, me hizo una entrevista por mail como la que estamos manteniendo ahora.
Allí se planteó la cuestión de la interdependencia de las dos disciplinas y la idea de si alguna tuviera que ser subordinada de algún modo. El tema es complejo y no exento de gran diversidad de opiniones. Creo que el problema fundamental radica en una cuestión meramente de concepto. Cómo se ve la arquitectura y cómo han de ser las interpretaciones visuales de la misma. El fotógrafo ha de ser un mero ejecutor de la visión del arquitecto o por el contrario ha de hacer un discurso propio.
Se ha idealizado a la arquitectura y muchas veces tratamos de hacer fotografías estupendas y espectaculares de edificios y proyectos esencialmente feos y malos.
Por otro lado una de las grandes distorsiones que han aparecido sobre la fotografía es que la tecnología digital ha favorecido la posibilidad de que todo el mundo haga fotos y todo el mundo se crea fotógrafo con capacidad de decir que es lo que vale y no vale. Cada vez hay más intrusión de gente que toma una cámara amateur hace fotos que después manipula en photoshop y se proclama fotógrafo. Bueno yo soy de los que piensa que una cosa es hacer fotos y otra ser fotógrafo. Creo que lo último debiera considerarse de manera distinta y más profundamente. Es una disciplina artística y de enorme complejidad técnica que requiere años de estudio y de comprensión no solo para alcanzar el nivel técnico requerido, sino para poder ofrecer un discurso propio que es al final lo que verdaderamente interesa y cuenta.
Entiendo que hay pocos arquitectos y despachos que entienden de la interrelación de entre ambas disciplinas. No olvidemos que la gran mayoría de la arquitectura que conocemos, que es parte de nuestro universo visual y cultural, es una arquitectura solo experimentada a través de la fotografía y que nunca se ha visitado o visto en persona.
La fotografía suplante la experiencia de vida y la percepción de ésta, está determinada por la visión particular de cada fotógrafo.

Cada vez más los edificios se hacen de manera gestual y con un descuido enorme por el contenido y la funcionalidad. La tendencia banalizadora de la arquitectura aspira a ser portada de revista, a ser fotogénica, "to look nice".
Por ello a mí me interesa más la idea de proponer una mirada de la arquitectura evitando actitudes reverenciales e idealizadoras. No siempre es posible pero valga este ejemplo. Con motivo de la inauguración del Caixa Forum en Madrid, recibí el encargo de fotografiar el edificio por parte de Justin Mcquirk, editor de la revista Icon Magazine.
En una visita conjunta al edificio, charlamos sobre cómo hacer el trabajo y de la contradicción entre los que a menudo parece una incoherencia. Estupendas y “glamorosas” fotos de un edificio que aparecen junto a un texto que es esencialmente crítico en el proyecto. Un clásico en las revistas especializadas.

Planteé por tanto un trabajo de mirada tangencial en el cual a través de ver lo que sucedía alrededor del nuevo museo, observáramos como este nuevo proyecto había sido integrado dentro del tejido urbano de la ciudad y de un lugar tan especial como el Barrio de Las Letras madrileño.
El resultado creo que fue muy interesante.
Hace 5 meses recibí un mail desde el despacho de Herzog and De Meuron informándome de que dos de las fotos que hice habían sido seleccionadas como las más representativas e interesantes que se habían hecho del edificio y solicitaron permiso para poder utilizarlas .

Pienso que la arquitectura es un texto en sí mismo y como tal es susceptible de ser interpretado de múltiples maneras. Y como la fotografía es una forma de narrar y de interpretar una propuesta visual de uno de los tantos y posibles universos visuales existentes, debiera de tener plena libertad para narrar un edificio.
Creo que el arquitecto tiene la oportunidad de contar lo que quería haciendo la obra. Pero una vez ésta esté terminada, debiera de dar plena libertad al fotógrafo para que hiciera un discurso propio.
Hay se vería entonces si el fotógrafo ha sabido entender lo que se quiere decir y si efectivamente lo que propone el arquitecto es comprensible o funciona.
Pero existe un gran miedo a otorgar esa libertad. Porqué no fotografiar los edificios en día grises o tardes de lluvia. Por qué siempre mostrarlos con imágenes de noches americanas, o luces de atardecer con cielos maravillosamente azules. La vida no es tan de color de rosa y en ello radica precisamente su belleza.
Foto: Iñigo Bujedo Aguirre.
MALBA Museo en Buenos Aires por Atelman Fourcade Tapia - MALBA Museum in Buenos Aires by Atelman Fourcade Tapia.



¿Dónde está el límite de alteración de la arquitectura con una fotografía?

El límite creo que ha de ponerlo cada uno aunque no creo que sea un problema de acotar las cosas. Y además creo que la alteración de la arquitectura y de cómo se percibe ésta, viene dada en gran medida por la propia praxis de la arquitectura y por las nuevas tecnologías incorporadas a la representación de la misma.
A menudo, con demasiada frecuencia los proyectos se presentan mediante sofisticados modos utilizando recreaciones virtuales y renders que proponen una visión de algo que no existe. Es una ilusión de realidad, como lo es la fotografía pero no son la misma cosa.
Aquí es donde comienza el problema creo.

Pienso que con demasiada frecuencia se espera que de algún modo el fotógrafo represente fidedignamente lo propuesto en la presentación y en el render y eso es un gran error.
La nueva tecnología digital con los montajes de varias tomas HDR , la manipulación de los colores, las dominantes, eliminado de objetos no deseados, e incorporación de otros y demás es una práctica cada vez más común entre los fotógrafos de arquitectura y sobre todo de interiorismo. Es una tendencia generalizada impuesta de alguna manera por las demandas del mercado editorial.
Es como si todo el mundo aspirara a crear universos perfectos e idealizados que a mí de tanto verlos me resultan aburridísimos.

¿Cómo definiría conceptual y técnicamente su obra? Cíteme alguna característica de su trabajo.

Siempre he pretendido tener un discurso propio dentro del género. Quizás uno de los más difíciles y complejos desde el punto de vista técnico.
Y al no haber sido asistente de otro fotógrafo ni tener una formación sólida en el tema todo lo que he aprendido ha sido de forma autodidacta.
Creo que mis fotos y mi manera de trabajar siguen teniendo algo de aquellos años en los que recorría las calles con mi cámara de 35 mm.
El concepto ahora es bien otro. Trabajo sobre proyectos ya creados, sobre estructuras que nacen de la nada y forman parte del paisaje transformándolo al mismo tiempo.
Es algo que me interesa particularmente.


¿Por qué elegiste la fotografía de arquitectura como tu especialidad?

Es como he dicho antes un lugar al que llegué producto de la casualidad y de la evolución personal. Al terminar Goldsmiths me dije que si quería vivir de la fotografía documental lo tendría más difícil. No es que ahora lo tenga más fácil y menos con la incursión de la fotografía digital porque cada vez somos más los que nos dedicamos a esto.
Pero entonces no éramos tantos. Hice una serie de fotos por mi cuenta y las presenté a la Architectural Association de Londres y las admitieron en su banco de imagen. Durante dos años fotografíe otros proyectos que iba publicando y los presenté a Arcaid. Entonces dejé la AA y me pasé al nuevo banco de imagen. Hace 4 años contacté con View Pictures y desde entonces ellos distribuyen mi trabajo.
Todavía sigo aprendiendo y espero que llegue el encargo de mi vida y supongo que también la continuidad en el trabajo. Malos tiempos para la lírica.


¿Qué cámara fotográfica utilizas para tu trabajo en arquitectura?

Una Linhof Technikardan de 4x5 pulgadas ó 10 x 12 centímetros.
Utilizo lentes Schneider que son los mejores, creo.
Un 72 mm XL 5.6, 90 mm 8, 180 mm 5.6 y un 300 mm 5.6
Rara vez uso los teles y en ocasiones puedo hacer todo con el 72.
También utilizo respaldos de varios formatos, 6x12 de Horseman, 6x9 de Wista y 6x7 de Linhof .
Los trabajos de arquitectura los realizo en película diapositiva Fuji Provia Quick Load 100 ISO
Pero también utilizo Kodak Portra Ready Load de 160

¿Una cámara; un lugar?


Mi Linhof en La Paz
Mi Rolleiflex en Buenos Aires
Y con la Leica que nunca tuve en cualquier lugar.


¿Qué te llamó la atención o qué imagen tenías de Argentina, antes de venir por primera vez?

Supongo que un cúmulo de casualidades como lo es todo en la vida. Vivía en Londres y un día una amiga me dijo que había un chico, que estudiaba en Goldsmiths el mismo Master que yo había hecho un año antes y que me quería conocer.
Yo dije que muy bien sin querer saber más del tema.
Un día positivando en el laboratorio del college me encontré con una copia que alguien había olvidado. Pregunté de quién era y me dijeron que de Brian Daughton, el chico que me quería conocer. Al instante quise saber quien era ese tipo que había hecho la foto y dónde la había hecho.
Era una foto hecha en Buenos Aires, Brian, que es irlandés había estudiado con Jorge Mónaco en la ENFO y estaba casado con Débora que es argentina.
Nos hicimos medio amigos y les invité a una exposición que hice en Londres. En la inauguración me dijo que mi trabajo se podría mostrar en la ENFO y que él hablaría con su amigo Jorge.
Cinco meses después, el 10 de Octubre del 2000 yo llegaba a Buenos Aires para mostrar mi trabajo “El Círculo Solar”.

Llegué y me fui sin saber por donde me daba el aire. Allí pasé diez días viviendo en la Calle Esmeralda. Mi idea de Buenos Aires era muy otra ya que había creado un imaginario que nada tenía que ver con lo que me encontré.
Pero para explicarlo mejor recurro un fragmento del texto que escribí para “Acostumbrados”:

Viaje al más allá
Buenos Aires 2000-2007

La casualidad hizo que llegara a Buenos Aires en Octubre del 2000. La ciudad que había idealizado desde la distancia, que había leído y tantas veces me habían contado aparecía como un lugar gris, casi inhóspito que poco o nada tenía que ver con la idea que me había hecho. Aún hoy ignoro que era aquello que me hacía sentir así, algo confundido y lleno de ansiedad, como si yo no fuese un mero espectador y la densidad, la tensión y tristeza que se palpaba en el aire no me fueran ajenas.

En un arrebato casi instintivo me di cuenta que la única manera no de poder entender, sino asimilar todo ello era fotografiando lo que tenía delante, de manera impulsiva, como en un acto vital que aspiraba a catalogar aquello que viví en los escasos diez días que pasé allí.

Tan solo quería poder volver a Londres, donde entonces vivía, y ver mis fotos con tranquilidad, pensar sobre todo aquello que no sabía bien como abordar. Observar en la distancia aquello que de manera vertiginosa había sucedido a través del mundo invertido que aparece cada vez que miro por mi Rolleiflex.

Mi regreso me produjo una doble sensación de satisfacción plena por haber logrado estupendas imágenes y de desasosiego por darme cuenta de que esas fotos eran el comienzo de algo inacabado y sin quererlo me había metido un proyecto que me ocuparía gran parte de los próximos años.


Foto: Iñigo Bujedo Aguirre. "Un Ídolo un país" , Buenos Aires 2000-2007, del ensayo "Acostumbrados"

¿Cómo surgió tu obra “Acostumbrados”?

Tuve que esperar año y medio hasta que logré reunir el dinero necesario para poder volver a Buenos Aires. Pero ya esta vez era con la idea clara de seguir con el proyecto que sin querer había comenzado en mi primera visita.
Sin una idea clara de cómo trabajar ni una estructura definida. Muchas eran las charlas que había tenido con Brian y Débora, con Chris Moss y Alex Lloyd. Muchas eran las cosas que había leído sobre Buenos Aires y Argentina y aún así no sabía como abordar el trabajo ni que forma tomaría.
Mi visita coincidió en el tiempo con la campaña electoral que llevaría a Néstor Kirchner al poder.

Allí descubrí a Tomás Eloy Martínez y su libro “Réquiem por un país perdido”
y todo empezó a estar más claro.
Después llegarían otros 3 viajes más. En 2003, el 2004 y el 2006 aunque de este último creo que solo usé tres fotografías. Estaba de paso a Uruguay y en mi cabeza el proyecto ya estaba terminado. Este pasado Enero estuve de vuelta pero ya no volví a hacer más fotos. En cierta medida Buenos Aires es tan mía que ya ha dejado de sorprenderme.

El trabajo ha sido muy difícil y de algún modo muy traumático por motivos personales y por lo ambicioso del mismo. Después de varias ediciones ya que lo concebí como un libro, conseguí mostrar una selección de 40 fotografías el pasado verano en la galería Barcelonesa H2O.
Mi sueño es poder mostrar las más de 80 fotos en Buenos Aires pero hasta la fecha el trabajo no se ha entendido. Pienso que a nadie le gusta que le pongan un espejo delante y menos que lo haga un “gallego”.
Lo cual es comprensible aunque no por ello menos frustrante. Pero yo no soy gallego soy vasco y la cabeza la tengo dura, así que no me rindo.

¿Cuál es tu último proyecto o ensayo fotográfico?

Hace poco escribí un texto que es recopilación de ideas y lecturas y en el que trato de explicar que es lo que me interesa en el plano más personal.
Es la idea para un trabajo, un proyecto personal en el que estoy metido:

".......La arquitectura entendida como un todo edificado donde se dan cabida multiplicidad de espacios construidos y donde convergen las diferentes tipologías sociales y culturales así como estéticas y formales.


Arquitectura y el paisaje generado a partir del desarrollo de la misma en cuanto que quinta esencia del espacio en el cual viven los humanos. Sea bien como edificios individuales o como un complejo tejido urbano, o a través de la transformación y el diseño de las construcciones más comunes, de urbanizaciones de chalets adosados, de aquellas concebidas con finalidad lúdica ó simplemente la construcción más vernácula como un bar o un pabellón industrial en el más anodino de los polígonos;
la arquitectura es en gran medida, representativa de una parte sustancial de la identidad cultural de una sociedad.

Explorar mediante la documentación fotográfica, el aspecto múltiple que ésta nos posibilita, mediante la representación del espacio arquitectónico y con la vocación exploradora de indagar en el modelo de sociedad y de considerar la arquitectura en su toda su extensión desde lo vernácula a lo domestico realizando un tratamiento visual creativo de la realidad en la mejor de las tradiciones documentalista contemporáneas de la fotografía actual.

La que según Gernot Böhme hace que la fotografía de la arquitectura sea un arte, es el hecho de haberse atribuido a sí misma la labor de mostrar, de hacer visible algo, una experiencia que no es visualmente perceptible.
Y por ello la manera en que un edificio, una construcción o edificación en su más amplio espectro es experimentada a través de la fotografía, depende en gran medida de las vistas que de ello se ofrezcan, y su relación con el espacio que ocupa o al cual evoca. Entendiendo espacio no como un objeto pero como el decorado en que se ubican las cosas, como el vacío a partir del cual se construye el discurso visual....."

También tengo un proyecto aparcado que se llama Diástole Sístole pero de este ya os hablaré en algún otro momento.

Gracias por leerme

Iñigo Bujedo Aguirre
Barcelona, 19 de Mayo del 2009

Pueden visitar la Web de Iñigo y ver su trabajo en:

http://www.inigobujedo.com/