lunes, 12 de septiembre de 2011

REPORTAJE A: FLORENCIA BLANCO

Cinco Autores – Cinco Respuestas.

por: Diego Garibaldi. retrato de la artista

1-¿Qué es la fotografía para vos?

Para mí la fotografía es un arte con el cuál logro mucha conexión. Un arte que me enseña y que me enriquece.

2-En algún momento de tu vida ¿Tuviste en simultaneo otra actividad aparte de la fotografía?
Sí, aparte de la fotografía, durante muchos años me dediqué al cine: estudié y luego trabajé en televisión, en publicidad y en largometrajes. La formación que allí adquirí ha sido de gran ayuda en mi fotografía; he aprendido a trabajar sobre la construcción de imágenes, a buscar locaciones interesantes, a producir, a concentrarme, a trabajar, a relacionarme con las personas que intervienen en las diferentes situaciones, etc. Este fue el modo en que a mí se me dio, pero todas estas cosas, claro, se pueden adquirir en innumerables circunstancias.
foto: Florencia Blanco.
3-¿Cuántas horas por día le dedicas a la fotografía?
A la fotografía le dedico todas las horas que trabajo; claro que no todo el tiempo estoy haciendo fotos; necesito hacer muchísimas cosas antes o después de sacar fotos pero me organizo para desarrollarme como fotógrafa lo mejor que puedo, me concentro, tengo siempre muy presente que soy fotógrafa, hago mi vida con ese dato.


foto: Florencia Blanco.
4-¿Qué te lleva a vos a realizar fotografías? ¿Qué te inspira? Me inspiran las imágenes y las historias de situaciones que me son familiares. Me inspira el color, la profundidad de las historias, la belleza, la naturaleza, la cultura.

5-Desde la idea hasta la copia ¿Cuál es el momento de mayor satisfacción?
Creo que las mayores satisfacciones aparecen cuando puedo definir y concretar algo que me gusta mucho: una sesión de fotos, una foto, una edición, una muestra, un libro, un viaje para hacer fotos. También cuando recorro lugares que me emocionan o conozco personas interesantes.

foto: Florencia Blanco.
Podrán visitar la Web de esta artista en el siguiente link:http://www.florenciablanco.com.ar/

viernes, 15 de julio de 2011

CINCO AUTORES - CINCO RESPUESTAS. REPORTAJE A: ESTELA IZUEL

Cinco Autores – Cinco Respuestas consiste en un pequeño reportaje a autores reconocidos nacional e internacionalmente con el fin de acercarnos a la obra de los mismos y vernos reflejados de alguna manera, en estos importantes creadores.

por: Diego Garibaldi.


foto: Estela Izuel
1-¿Que es la fotografía para Ud.?
A través de mi experiencia, la fotografía es una forma de expresar
sentimientos, ideas, sensaciones, una forma de expresión.

2-En algún momento de su vida ¿Tuvo o tiene en simultaneo otra actividad aparte de la fotografía?
Siempre tuve otra actividad que me brinda recursos para desarrollar mis proyectos.
foto: Estela Izuel
3-¿Cuantas horas por día le dedica a la fotografí­a?
Es difícil responder, hay días que no toco una cámara, pero me dedico en otros aspectos. Mis proyectos requieren bastante gestión, por ejemplo para realizar la serie de cines y teatros tengo que investigar, contactar a los responsables de las salas, viajar, etc.

4-¿Que la lleva a Ud. a realizar fotografí­as? ¿Que la inspira?
No imagino mi vida sin hacer fotos. Las ideas surgen de manera inesperada, ver algo, una peli, un libro, noticias.

foto: Estela Izuel

5-Desde la idea hasta la copia ¿Cual es el momento de mayor satisfacción?
El momento mas lindo, a veces hasta emotivo es el de la toma cuando
descubro un lugar.

Pueden visitar la página Web de Estela Izuel esta excelente fotógrafa argentina, en:
http://www.estelaizuel.com/

Muchas gracias Estela Izuel por dedicarnos su tiempo en este reportaje.

jueves, 24 de febrero de 2011

Reportaje a Diego Garibaldi

Felicitamos a Diego por el reportaje que le realizó la importante publicación española La Fotografía Actual. Podrán apreciar su portfolio "Pasajeros en trance" junto a la obra de otros importantes autores internacionales, en la versión digital en el siguiente link:

domingo, 10 de octubre de 2010

LA CÁMARA FOTOGRÁFICA. Una Llave Maestra y Universal.El Tenis Adaptado

por Ignacio Leónidas

La curiosidad es un aspecto inherente de los seres vivos, un instinto natural que se desarrolla a través de la observación, ya sea en las personas, como en los animales y otros seres vivos. Es esa emoción que corre de manera inexplicable por nuestro interior, provocando la exploración, la investigación y el aprendizaje.
En ciertos aspectos, podemos considerar al fotógrafo un ser curioso y está en su naturaleza el deseo de adentrarse a realidades que se encuentran ajenas al espectro frecuente y ordinario de lo cotidiano. Para ello, la excusa perfecta es la cámara fotográfica, una valiosa herramienta y peligrosa a su vez, que nos remonta a través de las innumerables y diversas esferas que conforman ésta caótica y acelerada modernidad.
Dejando de lado a la filosófica y controversial polémica acerca de la objetividad y veracidad a través de la imagen y su connotación ante el uso de la misma, la cámara fotográfica suele ser aquella llave maestra que en cierto modo excusa a quienes desean entender, vivenciar o al menos tener una pequeña noción de lo que resulta ser desconocido.

En los años 40, August Sanders, debida a aquella inherente curiosidad, llevó a cabo un archivo fotográfico que refleja a la sociedad germana durante el periodo crítico que se vivía entre la Primer y Segunda Guerra Mundial. La obra fue titulada Personas del Siglo 20 (Menschen des 20. Jahrhunderts) y exhibe dentro de numerosas categorías, la diversidad social de una Alemania en transición, angustiada y en vías de convertirse en una feroz potencia que desequilibraría el orden mundial.

Para el periodo de los años 60 y 70, Diane Arbus exhibe a través de sus imágenes aquella inquietud por lo diverso. Su deseo era el de ir hacia donde nunca antes había ido, transmitiendo aquel anhelo de fotografiar aquellos sujetos marginados dentro de la sociedad; apreciando lo asombroso en lo banal. La fotógrafa encontró en su cámara aquella licencia para adentrarse en las diversas realidades de las personas y escuchar sus historias de vida, justificando en cierto modo aquella acción a través de la fotografía.

En la actualidad un sin número de fotógrafos continúan con aquella bella tarea de ampliarnos a través de la imagen nuestra comprensión ante lo diferente, adentrándose en los diversos grupos sociales, algunos realmente herméticos, cerrados y no tan conocidos. Lo demuestran Stephanie Sinclair con su trabajo acerca de la Iglesia Fundamentalista de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días y la poligamia en Estados Unidos; Jorge Mónaco y su documentación sobre los Menonitas; Jessica Dimmock y el trabajo fotográfico que realizó durante el lapso de tres años acerca de los adictos a la heroína en un departamento de Nueva York; y como ellos, muchos más.

En este caso en particular, la cámara fotográfica nos remite al Tenis Adaptado, un deporte algo peculiar que no todos conocen. El mismo se asimila al Tenis, no obstante quienes lo practican son personas cuyo déficit corporal y motor les impide una movilidad estándar y debido a ello es imprescindible la utilización de una silla de ruedas. Aquella adaptación le permite al jugador desarrollar su potencial al máximo, gestándose un ambiente de integración, compañerismo, desafío y competencia.
La propuesta fotográfica fue llevada a cabo por Hernán Radovitzky, quien se contacto con el Director de la ENFO con el motivo de generar una documentación fotográfica que ayude a la difusión del deporte.

Hernán, es el padre de Ezequiel Casco, número cuatro en el ranking mundial de Tenis Adaptado y su idea fue organizar una exhibición deportiva de Tenis Adaptado durante el sábado 21 de agosto de 2010, realizada en Vicente López. Para ello, cuatro alumnos de la ENFO tuvieron la oportunidad de capturar una serie de imágenes que de alguna manera u otra exponen la extraordinaria labor del fotógrafo, vivenciando y aprehendiendo nuevas experiencias que reflejan la contención y el desarrollo a partir de un deporte individual pero integrador a su vez, que hace de quienes lo practican verdaderos luchadores cuyo deseo es explotar su potencial a su máximo esplendor.

Las imágenes hablan por sí solas...


miércoles, 12 de agosto de 2009

ALEJANDRO WAGNER MOLINA

Entrevista al Señor Alejandro Wagner Molina, Chileno, Viajante, Fotógrafo, Arquitecto, Amigo y muy buen tipo que nos cedió de su tiempo para responder algunas de las entrañables historias de un coleccionista (de los míos) de varios rincones del mundo y como es su relación con la fotografía.

por Ezequiel Mazariegos.
¿Como empieza tu contacto con la fotografía?

Mi padre tomaba diapositivas cuando éramos niños y teníamos sesiones de vez en cuando. Pero el interés comienza con una vieja Leica de mi abuelo que teníamos en casa, manipulando sin ninguna información la manilla de velocidades y diafragma algunas veces obtenía buenas tomas, pero definitivamente me conquistó cuando viaje el año 1985, primer año de universidad, a Bolivia y tomé un rollo en Tiawanaco, creo que fue un resultado buenísimo y los colores me sorprendieron. Le mostré las fotos a un amigo de colegio, y temiendo que lo aburriera con las fotos las evitó, pero cuando las miró dijo: “ es como la Canción de la Tierra de Malher” de ahí en adelante supe que era lo mío. Después viajé a Europa, mi padre me regaló una Kodak pocket de 35 y por error compró rollos blanco negro, al volver y copiar en papel me entregaron unas imágenes en Sepia bellísimas las que posteriormente copié en papel blanco negro y aerografié incorporándolas a mis tareas de taller de arquitectura.

¿Pero estudiaste? ¿Donde? ¿Quien fue tu maestro?

Al ingresar a la carrera de arquitectura los profesores fueron enfáticos en que sólo comunicaríamos nuestras ideas con dibujos, nada de fotografía, por eso durante los primeros años mantuve un poco frustrada mi vocación fotográfica, pero un día los estudiantes de diseño gráfico mostraron una exposición fotográfica en blanco negro sobre ascensores de Valparaíso, con formatos innovadores y contrastes deliciosos, captando el espacio y la luz de un modo que ningún croquis podía mostrar, me acerqué a algunos amigos de diseño para que me enseñaran a copiar en papel, ese día empecé y no paré más. Luego ingresé como oyente a una cátedra en una universidad vecina y aprendí lo esencial, desarrollando algunos ejercicios, fue una buena experiencia, en general todo fue bastante autodidacta, revisando libros, observando trabajos de autor.

¿Cual fue la primera cámara que usaste?

Antes de la Leica mi hermana tenía una Kodak pocket de 110 era muy terrible cuando ampliaba las fotos aparecía un grano indefinido y el color era grisáceo, realmente desmotivador. Pero sirvió como reforzamiento en la constancia del ejercicio fotográfico.

¿Que usas como soporte para tus obras Analógico o Digital?

Me gusta experimentar con los formatos y los materiales. Cuando teníamos abundancia de papel fotográfico prefería el Ilford speed, que es opaco y permite pintar sobre él, hice unos ejercicios, achurando con grafito las zonas negras y quedaron realmente buenos, unas fotos fueron publicadas en una revista sabatina a nivel nacional. Ahora con el advenimiento digital estoy trabajando con una impresora tradicional selecciono algunas imágenes que pueden ser impresas en formatos alargados (ancho carta y largo; lo que de el pliego) y en diferentes tipos de papel, hilados, acuarela, kraft (de envolver), y luego aplico aguadas para “ablandar” visualmente algunas zonas, o con acrílico, para destacar otras. Desde entonces procuro que las tomas rescaten esas figuras alargadas para que las impresiones queden bien compuestas.
Hace unos meses trabajé 12 láminas de formatos de 3 metros por 1 sobre poliéster y barniz, las imágenes quedaron con buenos colores y brillantes, esto ha permitido itinerancia a nivel nacional, son fáciles de trasportar porque se enrollan y cubren gran superficie de exposición. Ahora estoy imprimiendo sobre tela tensada en bastidor e impresa con Gesso acrílico blanco.

¿Como es esta técnica?

A partir de un archivo digital envías a imprimir en diferentes soportes, puede ser madera, papel, tela, lo que quieras, sólo que cada uno absorberá tinta de diferentes formas, los que yo envié debieron ser pasados 3 veces por el plotter, quedó como una costra, una perfecta simbiosis entre pintura y fotografía. El resultado es impactante, permite comunicar al observador no sólo la imagen fotografiada, también comunicar con la materialidad del soporte. Es un sistema nuevo que funciona como una cama que succiona la superficie a imprimir, sólo hay una en Chile y vale la pena conocerla.
En un viaje traje mucho papel fotográfico, pero no he trabajado laboratorio desde hace tiempo, requiere un tiempo especial que debo recuperar, la ampliadora me mira desde un rincón de la habitación y sé que debo resucitar miles de negativos que tengo guardados.

¿Con que autor (fotógrafo) sentís similitudes en tus obras? ¿Porque?

El año 1999 viajé a España y en el museo Reina Sofía había una exposición de Manray quedé extasiado con las imágenes que ya conocía, pero enfrentarse a las placas de vidrio y los papeles fotográficos densos con sus ejercicios matemáticos y fotografía abstracta espacial de esculturas fue un shock y creo que es el maestro, también compro fotos antiguas y he encontrado maestros anónimos. En general a partir de Manray desarrollé un trabajo que expondré después de 9 años de su realización sobre insectos y vegetales.

¿Te referís a fotogramas?...contanos mejor como son los tuyos y si se puede, ¿como los realizaste?

Los insectos que vienen a morir a mi departamento, insisten en tener en esta, su última morada. Los cadáveres casi imperceptibles por su tamaño son barridos o aspirados, limpiados, sin una ceremonia que les garantice alojamiento en algún paraíso teológico, simplemente no están considerados. Mi propia muerte se cruza con la de ellos y en ese estado especial trato de cambiarles la escala, de exacerbar los tamaños para entender su presencia, para compartir el espacio, dejando en claro que ellos poseen cuerpo, estructura, y que su corporeidad translúcida es para mi de alguna forma una resurrección mediante la luz, y la fotografía garantiza, al menos en mi memoria, una pequeña eternidad.
Desde el punto de vista fotográfico el cruce entre insectos y vegetales tiene su principal vínculo en el vuelo, se vuela para caer, incrustando en la tierra la semilla que debe germinar, se vuela para recolectar los alimentos, succionar, libar, procrear, la hoja cae y pierde su carne verde, queda la osamenta dendrítica como un plano de alguna ciudad árabe. Es la condición translúcida del ala y la hoja la que permite copiar en papel la intimidad casi radiográfica de la naturaleza viva, investigar, comparar, sacar las fobias descarnadamente y recordar que somos átomos en medio de la complejidad de la creación. Extirpar el color es presentar la realidad cruda y objetiva, como naturalistas contemporáneos que anotan en su bitácora los periplos por el propio jardín.

Contanos sobre tu colección de fotografías antiguas compradas en ferias. ¿Que es lo que te impresiona para adquirir una imagen sobre otra?

Valparaíso y Santiago son ciudades antiguas pero con ansias de ser nuevas, de borrar o anular su pasado, tenemos terremotos que cada cierto tiempo destruyen las construcciones patrimoniales, de esa forma pasa también con las fotos, la gente a veces las quema o destruye porque las consideran documentos obsoletos. A mi me parece fascinante poseer fotos antiguas, verlas, guardarlas, reencontrarlas, observar los tipos de papel, las firmas de las casas fotográficas, los efectos de iluminación, las postales y aquella concepción de turismo que comienza en el siglo XIX y luego el XX masifica, creando en la memoria colectiva un deseo por conocer el exotismo del mundo.
Conozco algunas ferias muy baratas donde encuentro de vez en cuando a bajo precio algunas fotos antiguas bastante valiosas, como por ejemplo algunos originales de Martín Chambi fotógrafo de Cuzco, placas de vidrio de un sacerdote alemán de principios de siglo XX en el sur de Chile sobre colonos alemanes, unas fotos del siglo XIX de Atenas, cuando los frisos de Partenón aún no eran hurtados por el museo británico.
Cuando viajé a Baires compré una colección de placas de una familia completa, creo que investigando siempre se encuentra buen material.
¿Buscas algo en particular?
Definitivamente las placas de vidrio son mis preferidas, la luz queda atrapada en la emulsión densa, por lo tanto puedes copiar en papel diferentes realidades de un mismo negativo, además tiene que ver con la fragilidad de la memoria y del tiempo, con lo irreversible de la muerte, cuando se quiebran no hay marcha atrás, por eso creo que es lo más cercano a resucitar y está directamente relacionado con la taumaturgia, con artes que van más allá de lo meramente fotográfico.

¿Que haces con lo comprado?

Después de adquirir una buena colección la limpio, clasifico, protejo, muchas veces la dejo guardada por años, sin revisarla nunca más, pero sé que está ahí a buen resguardo. Otras veces digitalizo algunas piezas para compartir, mostrar a los demás o copio en papel fotográfico para poder revisar el estado de los negativos. Tengo pensado un proyecto a futuro, un libro sobre este material encontrado, por el momento ha servido para reportajes e incluso inspiró una película documental * a partir de una maleta encontrada que contenía cartas y fotos.
* Se refiere al documental “Señorita Gladys Peake” realizado por Gabriel Gallardo.

¿En cual de tus viajes tomaste mas fotografías? ¿Porque?

Cada vez tomo más y más, según lo permita la tecnología, viajo con computador y trabajo las imágenes durante el viaje. Creo que la explosión fue en un viaje a India, en que estaba permanentemente disparando, casi inconciente, tomaba tres o cuatro imágenes de un mismo motivo, y luego seleccionaba la mejor, a veces te mueves un metro o cambias el ángulo y algo aparece que optimiza todo.
En ese viaje tomé más de 10.000 fotos, bastante si consideramos que fue en 3 semanas.
Lo importante es siempre tomarlas todas a la mayor resolución posible.

Que recomendaciones nos podrías dar para ser fotógrafo de viajes. (Sobre tu experiencia).

Creo que lo más importante es perder el temor a que nos van a robar la cámara, sólo hay que sacarla y disparar, que desaparezcan los temores. En algunos lugares me instalo a fotografiar a la gente mientras pasan frente mío, o me siento tranquilamente a dejar pasar unos minutos hasta que aparezca una escena interesante. También trabajo tipologías, por ejemplo si encuentro botes de colores le tomo una foto a cada uno, no importa que sean 50, total lo único que me condiciona es mi propia voluntad. Si entro a un museo y puedo tomar fotos le tomo una imagen a cada obra, es como hacer levantamientos o acercarse y hacer macros a detalles y de alguna forma se profesionaliza el auto-encargo.
Si encuentro una buena escena tomo fotos en color, blanco negro, sepia, al menos hago 10 fotos de la misma escena y si son acciones en movimiento, como gaviotas disparo muchas fotos y luego selecciono la mejor, de ahí han surgido temas como esculturas en Roma y palomas o gaviotas en Estambul.
También recomiendo andar liviano e invisible sin grandes aparatos o lentes intimidadores, tengo una Canon pocket de 12 megapíxeles con pantalla movible, que es más cómoda de manipular.
También es recomendable llevar dos cámaras una réflex blanco negro y la otra digital, la análoga puede ser para lugares especiales, por ejemplo visité algunas pirámides en Egipto y las análogas son increíbles comparadas con las digitales, en un templo por error abría la cámara y se velaron zonas de negativo y creo que esas son las mejores, a veces los “errores” son los mejores aciertos.

Todas las fotografías que ilustran este reportaje son autoría de Alejandro Wagner Molina.
Gracias Alejandro por brindarnos tu tiempo.
Enfo.

martes, 7 de julio de 2009

ALEXIS DÍAZ BELMAR

Alexis Díaz Belmar, Fotógrafo Chileno, ganador del premio Fondart 2008 que le dio la posibilidad de realizar un libro con fotografías sobre las vendimias en el Valle de Colchagua en esta entrevista nos cuenta como fue la historia.

por Ezequiel Mazariegos


¿Cómo empezó el trabajo sobre Colchagua?
Colchagua es una provincia que queda al sur de Santiago. El valle de Colchagua es reconocido por sus vinos. Los viajes hacia allá comenzaron porque trabajaba en una agencia de comunicaciones para el vino. Hacíamos notas sobre el valle, lugares de interés y viñas. Trabajé ahí durante unos dos años. No era un trabajo personal, fotográficamente hablando, pero al ir conociendo el valle, me dieron muchas ganas de profundizar y me quedé una temporada de vendimia para registrar ese momento pic en la producción del vino. Ese fue el inicio.


¿Cuánto tiempo te llevo la recopilación de las imágenes para este trabajo?
Con el material recopilado en la vendimia, sentí que había un potencial cuerpo de trabajo. Así que decidí presentarlo como proyecto al gobierno, para poder realizar un registro más extendido e interiorizado sobre la zona de Colchagua, acompañado de una investigación histórica. El plazo para realizarlo era de un año. Afortunadamente yo ya contaba con al menos un tercio del registro, realizado en años posteriores. El primer y segundo capítulo del libro, se registró casi en su totalidad en menos de 6 meses.


¿Qué fue lo que sentiste al ser ganador del Fondart 2008?
Alegría. Fui a comprar pan una mañana de domingo con mi hijo, compré el diario, abrí la página de resultados e inmediatamente vi el nombre del proyecto favorecido. Ja! Sorpresa!


Contame sobre la realización del libro (alguna anécdota interesante)
El trabajo se hizo con mucho recorrido, mucha caminata. A veces, recorría varios kilómetros en un día. En una de esos recorridos, iba con Gabriela, nuestra ayudante de investigación, y Marta, una chica de Rinconada de Navarro, un pueblo de Colchagua. Vimos un aviso de Santa Marta, una bodega antigua en el costado del camino. Paramos a ver y hacer algunas consultas, vendían chicha y vino. Entramos y conversamos con el cuidador de la bodega, Cachorrito. El lugar era increíble, una bodega absolutamente colonial. Pequeña, muy antigua, con las barricas enormes de madera. Cachorrito decía que esta bodega era la más antigua de Colchagua, y que incluso Manuel Rodríguez, uno de los héroes de la independencia de Chile, pasaba por ahí a tomarse una chicha para seguir con sus fines guerrilleros. Las fotos que abren y cierran el libro son de ese lugar.



Cómo fue su edición, su fabricación?
Hacía el registro “oficial” en 35 mm, blanco y negro. También llevaba color digital. Así que siempre cuando llegaba a casa podía tener rápidamente alguna visualización de lo ocurrido. Luego enviaba los rollos a Marcos Sánchez, un gran laboratorista chileno, para hacer contactos. Como debía hacer reportes de estados de avance, me obligaba a ir editando cada cierto tiempo con copias de prueba, lo que facilitó la edición final.

¿Cómo ves la fotografía Sudamericana?
En lo que he visto, hay mucha diversidad. Y aunque veo difícil hacerse una panorámica de la escena actual, debido principalmente a la escasez de publicaciones especializadas, o al desconocimiento de autores que pueden estar haciendo algo interesante, siempre uno puede encontrar grandes maestros, que destacan en cualquier lugar del mundo, como Lourdes Grobet en México o Luís González Palma, en Guatemala y Argentina.


¿Cuál fue la última muestra de fotografía que visitaste y con que sensación te fuiste?
Hace unos meses viajé a Nueva York y fui al centro internacional de fotografía, increíble. Una pequeña galería a la entrada, dedicada a su fundador Cornell Capa, con una muestra de sus trabajos documentales sociales, y abajo un amplio lugar para la muestra principal, que era de Susan Míeselas, gran documentalista norteamericana y que fue muy importante para la fotografía chilena en tiempos de dictadura. Ella editó el libro Chile From Within, trabajado con fotógrafos chilenos de los ochenta, donde se mostraba el ambiente y abusos en dictadura.
La muestra era una retrospectiva de su trabajo. Mostraba su trabajo con los kurdos, en Nicaragua, con las chicas de las Vegas…todo. Y se podía tener acceso a revisar tranquilamente todas las publicaciones. Increíble, me fui muy feliz y motivado con lo que se puede expresar con la fotografía.
http://www.alexisdiaz.cl/

Las fotografías blanco y negro que ilustran la nota son de Alexis Díaz Belmar y las fotografías en color corresponden a su muestra sobre las vendimias en el Valle de Colchagua.

Gracias Alexis por darnos la posibilidad de realizar esta nota!!!

jueves, 2 de julio de 2009

ARTE FOTOGRAFICO

Entrevista al fotógrafo Jorge Mónaco.

foto: Jorge Mónaco (de la serie: Mennonitas)

“No me preocupa el hecho de ser artista ni de hacer arte. Pienso en hacer lo que a mi me gusta, si es arte o no, no me interesa.”



Por Victoria Brandan.

Una obra de arte es, por encima de todo, un hecho plástico. Al mismo tiempo, repercute inevitablemente en lo social, y sobre todo, en lo económico.
Indefectiblemente, la obra de arte plantea en quien la crea, vende, contempla o adquiere, una necesidad de valoración y comprensión, de interpretación y significado. Incluso más allá de las razones – a veces inexistentes – que puedan o no habitar en la intención del propio artista.
La fotografía ha necesitado mucho tiempo para convertirse en arte. Sin embargo, hoy ocupa un lugar de privilegio en museos, galerías y ferias de arte junto a la pintura, la escultura y otras formas de expresión contemporáneas. Es objeto de comentarios y críticas en la prensa especializada. Preguntas como: qué es el arte; qué es un artista; cuál es el valor de la obra de arte son llevadas también a la fotografía.
Jorge Mónaco es reconocido especialista en técnicas de laboratorio. Obras suyas se encuentran en colecciones oficiales y privadas. Ha realizado numerosas muestras colectivas e individuales. En esta entrevista nos cuenta su visión del arte fotográfico basada en un profundo profesionalismo y en la seguridad que le otorgan sus largos años de experiencia.

foto: Jorge Mónaco (fotografía estenopeica)
¿Cómo fue tu primer acercamiento con la fotografía?
Sería el año 80, 81. Estudiaba veterinaria. En ese entonces en mi carrera no había mucha investigación. Me interesaba hacer un documentalismo relacionado a los animales en su hábitat. Eso marcó el inicio de mi relación con la fotografía. Y empecé a estudiar sistemáticamente a los 19 años. Un cobrador del Banco Provincia, donde yo trabajaba, me vio con una revista de fotografía y me recomendó asistir a unas clases en Morón.

¿Cómo se vivía la fotografía en Argentina en ese momento?
Estábamos aislados del mundo. No entraban tendencias fotográficas del exterior, no se tenía acceso a libros, no se podía confrontar autores, estilos ni ver qué se hacía en otros países. El acceso a la fotografía estaba muy limitado para ciertas personas con mayores posibilidades económicas. La fotografía tenía una tendencia fuertemente artística pero no había conceptos ni narrativa como lo hay ahora. La obra era individual, muy ecléctica, diversa y dispersa. Había estilos reconocibles pero no un ensayo fotográfico como ahora. Mi único referente era el Foto Club. Hasta que hice un viaje por los viejos países de la Unión Soviética. El alejarme me ayudó a replantearme otro tipo de fotografía.

En la década del ´80 estuviste primero en el ranking de la Federación Argentina de Fotografía y también entre los primeros a nivel mundial. ¿Cómo viviste ese momento?
Si, el ascenso fue muy vertiginoso, muy rápido. Yo creía que se llegaba con más esfuerzo y como resultado de un trabajo mucho más profundo. A los dos, tres años de empezar ya estaba entre los primeros del país y del mundo. ¿Primero en qué? me preguntaba. Me presentaba a concursos y hacia exposiciones individuales porque era lo único que conocía pero nunca aspiré a esos seudo títulos porque no iba con mi filosofía. Consideraba que no podía ser artista sólo porque sumaba puntos al ganar concursos. Y esto me llevó a dejar de concursar.

foto: Jorge Mónaco (de la serie: Mennonitas)
Luego de esa etapa es cuando decidís dedicarte a la docencia…
Si, amo la enseñanza. Me gusta tanto producir mi obra como “producir alumnos” (risas). Disfruto de enseñar los pocos conocimientos que tengo, contagiar de entusiasmo y enseñarles a valorar lo que hacen, sin que se crean que son seres especiales. Hay gente que hace cosas increíbles pero nadie es especial.
Además de volcar conocimientos técnicos y conceptuales, no sé si corresponde o no, lo que hago es contener al alumno y trato que entienda los procesos sicológicos que va viviendo en el día a día. Los jóvenes, a veces, sobrevaloran lo que hacen y se proclaman “artistas”.Es una actitud cargada de mucha soberbia.

¿Considerás a la fotografía como arte?
Lo que hago es cuestionar todos los días a la fotografía como arte. Me parece interesante sacudir a la gente al poner en duda lo que hago. Como no se definir qué es arte… ¡Y más en una época en donde cualquier cosa que hagas es obra artística! Hasta me parece obsceno el valor que se le da al arte. Vender una fotografía en dos, tres millones de dólares cuando hay gente en el mundo que no tiene para comer.
Por eso creo que están sobrevaluados los términos “artista” y “arte”. Están muy vapuleadas y a veces son mal utilizados. No me preocupa el hecho de ser artista ni de hacer arte. Pienso en hacer lo que a mi me gusta, si es arte o no, no me interesa. Lo importante es disfrutar.

Pero es este momento la fotografía es considerada como un arte más...
En este momento la fotografía es la niña mimada de las galerías. Ha entrado hasta en el Museo de Bellas Artes. Antes era un lugar impenetrable para la fotografía. Tiene una importancia muy grande. Se le esta dando un lugar increíble. Hasta siento que los mismos pintores están un poquitos celosos… Igual, el público en general y los coleccionistas en particular todavía no invierten en fotografía, por lo menos no en Argentina. Sí en Estados Unidos, pero tienen otro mercado. Es un arte o una forma de expresión muy joven todavía.

¿Y cómo se expresa hoy la fotografía?
Como en todo, en arte también hay modas. Hay una tendencia a los formatos grandes, a lo monumental aunque sea feo o malo. Está todo muy maquillado. Por otra parte, es muy interesante porque hoy se puede hacer de todo y todo vale. Se trabaja con diferentes formatos y soportes, en digital, analógico, en blanco y negro, en color. Hay trabajos conceptuales y también meramente estéticos. Se está fusionando mucho con el video. Hoy en día conviven muchos estilos. Está tomando una diversificación muy grande que es muy interesante.

Y por último, para los jóvenes que se están iniciando en la fotografía, ¿Qué consejo les podes dar?
Siempre hay y habrá gente que te critique. Lo importante es saber de donde viene la crítica y estar preparado, no para el fracaso, sino para no ser bien recibido de entrada. Porque es este punto, veo que los jóvenes generalmente caen o dejan de hacer fotografía. No logran mantener la fuerza para insistir en hacer lo que les gusta. Y no hay que preocuparse por si es o no es arte. Eso lo decide el tiempo ●

*Jorge Mónaco nació en Buenos Aires, en octubre de 1957.
*En 1983 comenzó a participar en exposiciones. En ésta misma década ganó más de 100 premios al participar en concursos en todo el mundo.
*Desde 1995 se ha desempeñado como director de la Escuela Nacional de Fotografía (E.N.FO) en Buenos Aires.
*En 2002 obtuvo la Beca del Fondo Nacional de las Artes a la Investigación por su ensayo “Los Mennonitas”
*Sus obras se expusieron en más de 30 países.
*Su trabajo se pueden ver actualmente en la Galería
Pabellón IV.